lunes, 27 de octubre de 2008

El que nace para pito...


... nunca llega a corneta, dice el dicho popular. Y yo, cada vez que me encuentro queriendo hacerme la Susan Sontag (esta construccion enrevesada no es sintaxis esquiva, sino problemas para encontrar la tilde en esta maquina), me pregunto por que no me abro una boutique. O un parripollo.

sábado, 11 de octubre de 2008

Gracias por ser como son








Sí, lo sé. Debería nombrar a Alicia Moreau de Justo, a la Madre Teresa, a Evita, a Rosa Luxemburg y a Simone de Beauvoir. Pero yo sin ESTAS DOS no podría vivir. Por eso, gracias por estar, chicas. Gracias totales.

lunes, 29 de septiembre de 2008

CUM LAUDE (Dedicado a Marta Paste y a Angus Vian)


Hace un par de semanas, mi amiga personal Marta Paste me hizo conocer la diferencia entre un buen pub y el paraíso. Una noche de jueves, en ese horario que hoy se conoce como "after office", fuimos juntas al Drud Inn, en Reconquista al 1000, entre M.T. de Alvear y Ricardo Rojas. En esa callecita que hoy está clausurada al tránsito vehicular, Mariano espera a sus clientes para mostrarles dónde está lo bueno. Una barra frondosa, un barman dedicado hasta el extremo y una música que sabe mezclar Sinatra con lo más cool del brit rock&pop hacen que uno no quiera despegarse de la banqueta ni para salir a fumar a la vereda.


La clave está -dice Martita- en sentarse en la barra. Es una experiencia totalmente distinta a la de estar sentado en una mesa, porque la relación que se establece con Mariano es mucho más directa, casi fraternal. Así es que pasamos de un Martini Citrus (que el bar tender prepara con la meticulosidad y precisión de un ingeniero, v.gr. midiendo el grosor de la cáscara de naranja) a una medida de un whisky que nunca antes había encontrado en Baires: Laphroaig, single malt.


Entre copa y copa, Mariano trae distintas cosas para hacer la estadía más agradable: unas galletitas "Tía Sarah" (vaya a saber uno de qué están hechas, pero qué ricas son), unos cuadraditos de pizza, una mini cazuelita de cornalitos, un plato con variedad de quesos. Cabe aclarar que nada de esto fue sumado a la adición, gesto que impone una felicitación remarcada, pues muestra de qué forma se trata a un cliente que pinta hacerse habitué del lugar.


Desde que conocí el lugar, hace tres semanas, ya estuve tres veces, y hubo una cuarta que fue abortada por Bartolo que no sabía que el Druid era lo que luego vio que es.


Como yapa: cuando el pub cierra las puertas, Mariano dispone los cenieros que guarda de épocas más prósperas, y permite que mientras se paladea el Laphroaig, uno se pueda fumar un cigarro sin culpas.


Por todo esto, señores, El Druid Inn se hace acreedor a los primeros 5 Nequis, Cum Laude.
(La foto a la derecha es una muestra en pequeño de la barra de Mariano. Grossa).


miércoles, 27 de agosto de 2008

It's not the SAME




Lunes. 4 am. Nequi se levanta para ir al baño y ¡pumba! Cae desmayada en la cocina. Bartolo se desespera pero no pierde la compostura. Llama al SAME. En 3 minutos un médico se apersona en el lugar. La trasladan a Nequi al Hospital Ramos Mejía. Placa de cabeza, de frente y de perfil. No tiene nada, dicen. Qué novedad, dicen. El médico le recuerda a Nequi que si tiene prepaga no da que use los recursos del sistema de salud pública. Es discriminación, dice Nequi, yo pago mis impuestos. Salen del Ramos Mejía. Tiempo total: 25 minutos.
Horas más tarde, recordando las palabras del doctor Neurus, Bartolo la lleva a una clínica privada. Los atienden en el mostrador: hay mucha demora, dice la recepcionista. Sufrió un desmayo con pérdida de conocimiento, retruca Bartolo. Bué, le pongo prioridad, contesta la chica. Nequi no habla. Bajan al subsuelo: junto a ellos hay una treintena de personas con dolencias varias. Bartolo levanta presión. Intercepta a un médico y le susurra el caso. Los hacen pasar a un box. La mandan a hacer una tomografía. Suben a Planta Baja, entrada Santa Fe. Esperan. Mucho. Le hacen el estudio. No tiene nada, dicen. Qué novedad, dicen. Salen de la clínica privada. Tiempo total: dos horas.
Paga un dineral por mes. Se pregunta si no será cierto que no tiene nada en la cabeza.

Apéndice: 20 hs.del lunes, suena el portero. Médico, dicen. Debe ser el que me manda el trabajo, piensa. Entra el doctor Curetta. Cuénteme qué le pasó. Nequi relata pormenorizadamente lo sucedido. El médico escucha, mira algo confundido. Y ahora qué le pasó, pregunta. Nequi no entiende. Nada, dice, pedí médico para que me justifiquen las faltas. Ah, debe haber habido un error, reflexiona el galeno. Tengo aquí anotado que tengo que ver a un masculino de 20 años, me debo haber confundido. Y Sí, doctor, piensa, al menos que el golpe me haya hecho olvidar que me llamo Ernesto y tengo 13 años menos.

Tachame la doble


Bueno, a los que esperaban por Nequi, acá está. Tarde pero seguro, me tomé unas semanitas para rascarme panza arriba y disfrutar de la vida como merezco. Sin embargo, tuve que soportar un trago amargo una noche de viernes, como paso a contarles.
Había decidido ir con Bartolo a comer algo rico por San Telmo. Me acordé entonces de Burzako, un restó muy bonito que se especializa en cocina vasca. Pocas mesas, luz tenue y una copita de Patxarán solían ser la marca registrada del lugar. Pero hete aquí que llegamos y, si bien las mesas y la luz seguían siendo escasas, lo era también la atención. 25 minutos de espera a pico seco, para que finalmente nos armaran un lugarcito pegados a una viga que poco contribuía a la comodidad que uno necesita para entrarle a un pulpo. 15 minutos más para que el mozo nos tomara la orden y otros 15 para que trajera los boquerones que pedimos de entrada. Sin contar que se equivocaron nuestros platos, les sirvieron el pedido a un par de infelices que comieron lo ajeno sin decir ni mú y nos quisieron conformar con dos fetas de queso de máquina y otras dos de jamón crudo. En fin...
Ni que decir de la tarta de manzana con zanahoria rallada de Mamá Racha que le sirvieron a Marta Paste el día que decidimos tomar juntas el té y que nos costó $19 la porción.
Para redondear: hay que ir a lo seguro. Café con leche con tres medias lunas en Varela, Varelita o un un menú de $20 y comé a reventar, comé.

lunes, 14 de julio de 2008

De vuelta al ruedo (o devuelta, as you like it)




Dice el vulgo que un tropezón no es caída, pero Tía Nequi tiene un esguince de tobillo que te la voglio dire. Así y todo, amigos, me sobrepongo a la circunstancia penosa en la que me encontrara el sábado y sigo, divina como siempre, poniéndole el pechio a las balas. Claro que no es cool gomitarse encima después de caer como una potatoe's bag, ni gritar como una pobre y triste asambleísta de diciembre de 2001: "que se vayan todos, que se vayan todos", mientras tratan de ayudarte para que te levantes y no mueras como Jimmy Hendrix. Pero así fue.
En fin, lo bueno de todo esto es que, a puro agua mineral, te sacás esos kilitos de más y -de yapa- purificás el cutis. Claro, no te podés mover por dos días, pero aprovechá la inmovilidad para mirar la Para ti Colecciones (con toda la data de las mejores liquidettas) o leer a Osho y hacerte un par de Sudokus para dummies o una cura de sueño porque dormís la mona a pata ancha.
Un aparte: aprovecho para contarles que la noche en cuestión del "accidente" en la Fiesta Cupido, AGG brindó un show maravilloso. Bartolo (conmovido hasta las lágrimas e incitando a un pogo como acostumbrara hacer en sus años rocker) y esta tullida pero fiel seguidora del grupo del momento fuimos parte de una hinchada que a viva voz cantó cada uno de los hits que en breve sonarán en las radios más top de B.A. Lástima que hoy no puedo bailar frenéticamente al son de "Cápsula pasión".

martes, 8 de julio de 2008

Ríos de Tinto


Este fin de semana estuvimos bastante chupandines con Bartolette. Será que nos pega el frío, no sé, pero le estamos dando al trago bastante parejito. Él le entra al bourbon, yo al tinto. A mí me gusta tomarme una copita mientras miro el catálogo de Manolo Blahnik, por ejemplo.
De hecho, el domingo por la noche la querídisima MarTeté Paste cenó con nosotros y, en un momento determinado de la comida, Bartolo sostuvo enfáticamente que ella y yo somos dos representantes del sexo femenino que no se amilanan a la hora de la ingesta alcohólica. Ustedes se preguntarán qué diferencia hay entre ese comentario y decirnos lisa y llanamente "borrachas", "curdas"o "catorces". Pues bien, justamente, la diferencia está en que rara vez derrapamos. Sí, chupeteamos de lo lindo, claro que sí. Pero siempre con estilo. Y tomamos vinos buenos (que no quiere decir caros), de una bodega que nos dé confianza*.
Aquí va para ustedes una mini-lista, con precios aproximados, para que puedan quedar regio en la próxima reunión social que tengan:

- Tierra del Fuego, de Bodegas Lurton ($ 10 aprox.)
- Atilio Avena Malbec ($ 15 aprox.)
- Familia Gascón Cabernet ($23 aprox.)
- Alamos Bonarda ($33 aprox.)
- Cavas de Weinert Malbec ($45 aprox.)

*Agradezco a mi amiga Marina Beltrame y a su programa Notas de Cata por toda esta invalorable información.